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¿Conoces el secreto para empezar con la educación emocional de tus hijos?

Lo primero es hablar, sí, hablar de las emociones. Que se note que están en cada conversación. En un «qué rollo sacar la basura«, en un «qué bien se está aquí juntitos viendo la tele «… Contemplar que hay emociones, aunque sean de las que no gustan, resulta eficaz para empezar a entenderlas.

La educación emocional parece moda. No lo es, o al menos parece que viene para quedarse. En el colegio y en casa se empiezan a tener en cuenta las emociones de los niños cada vez con más naturalidad.

Los padres nos preguntamos qué hacemos con eso, muchos de nosotros estamos educados en ciertas ideas que incluso reprimen emociones, o no se hablaba de ellas…

Vídeo en el que hablo de cómo entrenar el lenguaje para ir abriendo paso a expresar y tener en cuenta las emociones

Si nos imaginamos un cerebro en desarrollo, tiene zonas que están por madurar. Los lóbulos prefrontales del cerebro, encargados de funciones más humanas como la planificación y la organización, se calcula que durante 30 años están evolucionando. El sistema emocional en cambio está ahí, dando señales claras desde que nacemos.

Total, tenemos desde el nacimiento un montón de señales que se manifiestan por algo. Parece que hay que hacer algo con eso, ese es el secreto para empezar la educación emocional. Por ejemplo, ¿darles respuesta? pero, si nosotros adultos a veces nos encontramos perdidos, ¿por dónde empezamos y cómo hacemos para acompañar a nuestros hijos?

Los padres, a veces, tenemos en muchos casos un repertorio emocional limitado, puede ser por varios motivos:

  • Puede que hubiera ideas en tu casa cuando pequeño que animaban a reprimirlas, como decía antes, y algunas manifestaciones emotivas te incomodan muchísimo…
  • A lo mejor tu caso sea el de aquellas personas que notan poco lo que sienten, entonces te encuentras que es un idioma extranjero con el que no te manejas…
  • O bien que tu caso sea que eres tan sensible, que te da miedo sentir y haces todo lo posible por distraerte de notar esas cosas…
  • También puede que seas una persona que cuando te agarras un malestar emocional empiezas a darle vueltas y vueltas y vueltas y te sientes peor, peor y peor…

Con este panorama, ayudar a los hijos a ir colocando con sentido sus emociones es un poco difícil. Tenderemos a enseñarles lo que hemos hecho nosotros porque hasta ahora nos ha servido, aunque haya sido para vivir con los ojos entrecerrados.

Hay varias puertas de entrada para empezar a dominar un poco este sistema emocional, tanto de los hijos como el nuestro propio: es hablar de lo que sentimos, hablar de emociones.

Hablar de emociones es un buen primer paso para padres y para hijos. Al principio puede que necesitemos ayuda visual, como el emotigrama, o cuentos, que ahora los hay maravillosos que describen muy bien lo que pasa en nuestro interior. Cuando nosotros éramos chicos no los tuvimos.

Podemos aprender con ellos ahora, de grandes, a la vez que acompañamos a los niños. Tengamos en cuenta que para muchos de nosotros es un idioma nuevo.

Ahora nosotros tenemos que escribir este capítulo de la historia, el capítulo en el que los padres no reprimen sino que enseñan qué hacer con eso y les ayudamos a los hijos a que construyan su personalidad sobre cimientos fuertes emocionales.

Que ellos sepan qué les pasa y qué pueden hacer con eso será una gran ventaja. Cuando la vida se lo ponga difícil, ellos sabrán superar el bache y ser resilientes.

Hablar de emociones es, por tanto, un camino de entrada a una forma diferente de ver las emociones. Empezar a reconocerlas es gran parte del camino que podemos hacer para vivir más plenamente.

Cuéntame, ¿eres de los que hablas en casa de emociones o te cuesta sacar esos temas?

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