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Las villanas de los cuentos (2)

Decía en el post anterior que esos personajes de las villanas de cuento existen. Te has topado con ellas tú misma, pero lo que duele es que se los topen tus hijos.

Además cuentan con que, por educación, casi nadie se les enfrenta.

Bueno, pues yo de chica tenía una niña chunga de esas cada verano, pegada a pespunte. 

Ella era muy graciosa y divertida, pero tenía una mala leche importante.

Explico el término mala leche con ejemplos:

Dícese de cuando llegas a veranear al lugar un mes más tarde que el resto y ella se dedica a cerrarte las puertas, socialmente hablando, o abrírtelas, depende de cómo se levantara, para así tener el control de tu reducido grupo de amigos/as.

Otra definición de cómo se las gastaba:

Dícese de la amiguita/periodista que te saca todos los secretos y se complace en publicarlos delante de las personas que más miedo te dan que los sepan. 

Lo que pasa cuando desde chica eres periodista. María Patiño no estaría donde está ahora si mi amiguita hubiera seguido su camino por ahí.

Y otra: 

Dícese de la niña de 10/11 años que tiene primos pequeños y se divierte encerrándolos hasta hacerlos llorar para que luego se abracen a ella cuando les abre la puerta.

¿Tenía mala leche?

Sí.

¿De dónde la sacaba?

Ni idea. O sí. Tengo pistas pero hay que tirar de árbol genealógico y mejor que no. 

Lo que sí te digo es que nunca la odié. Ni ahora.

A tus hijos puede que les pase igual.

Tú quisieras estrangular al malvado/a y ellos no tienen ese impulso. 

Lo interesante es que yo jamás le conté en mi casa nada y, cuando de mayor lo he hecho se han quedado sorprendidos. 

A mí sólo me quedó esperar que el grupo de amigos/as me cogiera cariño. 

Menos mal que me fue bien.

Estaría súper fantástico que tus hijos y alumnos te pudieran contar cómo se las gastan algunos/as con ellos, porque con esa cercanía puedes ayudarles y, al menos, animarles. 

Darles ese empujoncito para que analicen y elijan. 

¡Cuidado! puede ser que no elijan lo que te parezca más lógico. ¡Ay! 

Si quieres tirar la buena educación que mata por la ventana alguna vez, hay que ser valiente.

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