Mejor te cuento quien soy
Te pongo en situación para que me conozcas.
Estuve 10 años trabajando con niños muy lastimados emocionalmente, eso desarrolló en mí una habilidad muy concreta:
Escucho lo que no se dice de un problema.
Puede parecer una habilidad que no te diga mucho.
Pero llevo años comprobando que son las cosas que no se dicen las que alimentan los conflictos.
Te pongo un ejemplo mío y así lo vas a ver más claro.
No hace tanto pasaba esto en mi casa...

Yo llegaba de mi trabajo muy cansada.
Comatosa.
Y mis hijos tenían sus tardes llenas de deberes.
En un momento dado, escuchaba a uno de ellos ponerse música para estudiar.
Imagínate que yo le había contado 200 veces que la música para estudiar era un ladrón de … bla bla bla.
Él replicaba y yo acababa de los nervios.
Terminaba peleando con él y enzarzándome en una lucha que, como mucho, ganaba por ser la madre, obviamente.
Al final, él quitaba la música, pero se había producido un mal rollo que no nos traía cuenta a ninguno de los dos.
¿Qué pasaba por ahí?
Que yo quería esto...
👇🏻

¿Manipulación?
Te dirás que soy muy bruta, que lo ideal es aspirar a que los hijos se desarrollen libremente, respetando sus procesos, dejando que... ya tú sabes, todo eso.
Sí, sí, eso también lo quiero.
Pero EN ESE MOMENTO...
Lo que quería era que me hiciera caso y tener el control.
Perdón por el exceso de sinceridad.
Por ser operativos y porque quería que a él le cundiera el estudio… me imponía, sin más.
Resumiendo, que solucionaba a lo bruto la situación, con voces y amenazas.
Vamos a analizar ahora qué otras cosas no se decían en ese conflicto.

Pero sólo voy a hablar de lo que yo no decía.
Si entráramos en analizar lo que los hijos no dicen, daría para un libro.
De los gordos.
En realidad no sólo había agotamiento.
Si hubiera sido solo eso, podría haber dejado la discusión para otro momento.
Ahora vas a ver los verdaderos motivos por los que no pude parar y terminé discutiendo sí o sí. Vamos ya que te lo cuente.
Yo, lo primero que interpreté fue que mi hijo pasaba de mis consejos y de mí.
¡DE SU SABIA MADRE, cuidado!
Como madre tengo un defectillo tonto pero común:
Quiero tener razón y creo tenerla siempre.
(Esto es secreto, pero en realidad es que las madres tenemos la razón, no hay más).
Y ahí me pierdo.
Seguro.
Cuando estos motivos hablan por detrás en el conflicto, el problema no se va a solucionar.
Al menos hasta que la madre, en este caso yo, no acabe convencida de que su hijo le da la razón.
Aunque sea bajo coacción.
Luego, está el momentazo en el que se me pasó por la mente otra angustia: "si no estudia bien concentrado puede suspender… ¡glup!"
Pero ahora reflexiono: ¿por qué me inquieté tanto, si las notas en realidad no son para mí tan fundamentales?

Porque lo que yo me callaba a mí misma era que si mis hijos no rinden...
¡La que queda mal soy yo!
y delante del resto del mundo.
(Esto es muy, muy secreto también, a veces ni tú misma lo sabes. Es secreto hasta para ti).
¿Entiendes ahora cómo opera lo que no se dice en un conflicto?
La discusión está sostenida por una suma de motivos:
Cansancio 20% + tener el control 40% + tener yo la razón 30% + quedar fatal 10%= Discusión asegurada.
Te puede parecer exagerado, pero he comprobado muchas veces que el último motivo, el de dejar mal a los padres, alimenta muchos de los conflictos con los hijos.
Estas razones, que eran las mías, son tan válidas como las tuyas para pasar la tarde de mal humor y discutiendo.
¿Qué he aprendido desde entonces gracias a procesos varios de crecimiento personal y profesional?
Que esas cosas que no se dicen en los conflictos, dejan de tener poder cuando más consciente eres de ellas.
El cambio en mi caso vino por un lado, al reconocer eso que no decía y por otro, al hacer algo para bajar el malestar, que es la segunda parte de mi habilidad:
Escucho lo que no se dice de tu problema y
te guío para que tú misma puedas resolverlo.

El resultado de este proceso, que sigue abierto y en constante mejora, es que las tardes en mi casa son mucho más agradables para todos.
Ahora puedo irme, ponerme a escribir, a leer o trabajar y las cosas fluyen.
¿Son perfectas? No, pero ¿son más fáciles? sí.
Si quieres seguir leyéndome, suscríbete a mi newsletter.
Mis productos sólo los ofrezco a los suscriptores.
A gente de la calle no.
No, no, no.
Al suscribirte, lo mismo sales por aquí en poco tiempo:
"Es pura filosofía"
Carmen Serrano
Madre
"Me aportan razones..."
"Tus newsletters me aportan humor y me aportan razones. Me hacen reflexionar sobre temas de educación.
Muchas gracias.
No pares, por favor."
Fuensanta Gómez
Madre
"El otro lado de las cosas"
"Tus palabras me aportan cotidianidad porque normalizas situaciones que parecen fuera de lo común, de esta forma aprendes a ver el otro lado de la cosas, que la mayoría de las veces es el más favorable".
Mavi Pérez
Madre
"Reflexionar sobre cosas básicas"
"Tus publicaciones la mayoría de las veces me aportan unas risas ( me encantan tus onomatopeyas!!!!), y otras tantas, me hacen reflexionar sobre cosas básicas, de las que a veces nos olvidamos... sí, sí, muy básicas, relacionadas con los hábitos, la escucha, las rutinas, la casa, las hijas, las vecinas, las amigas, ... En fin, que no leo todo, pero siempre me aportas algo para reflexionar..."
Pilar Cobos
Madre y maestra
"Mensaje útil..."
"Trini describe situaciones cotidianas que nos generan incertidumbre a al hora de gestionarlas y por falta de herramientas las dejamos pasar, las vamos acumulando...
Sus historias son retratos que nos suceden en el día a día con un mensaje poderoso y fácil de recordar.
Mensaje útil, valioso…práctico."
Carmen González
Madre

QUIERO RECIBIR TUS CORREOS, CASI A DIARIO, DONDE ME CUENTAS ESAS COSAS.
Aviso: los correos son gratuitos, te borras si no te van y en ellos te cuento los productos que tenga publicados además de las historias que toquen.

© 2023, Trini Prado I Política de cookies I Política de privacidad